13/02/2025
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Restaurante Più de Prima
El precio de la vivienda, y en general de los inmuebles, depende de los costes de producción. El principal es la gestión del suelo. Cuando uno compra un piso, o un local, está comprando suelo. Pero ese suelo está regulado. Se puede edificar más o menos sobre él en función de cómo sea la planificación municipal urbana. El precio de la vivienda cambia si sobre un mismo solar pueden edificarse ocho pisos. El solar es más caro, pero se reparte su precio entre ocho pisos. Además se necesitan menos servicios: no hay tanto que urbanizar. Se pueden entonces comprar dos o más pisos, y arrendar uno o más. De nuevo viene el problema regulatorio: sólo se arrienda si se va a obtener algo a cambio: nadie regala su vivienda vacía. Le compensa más irse varios años de vacaciones y gastarse el dinero que subvencionar la vivienda a una familia “vulnerable”, o sea, pobre. Y más: los fondos, que operan a lo bestia sobre esta realidad, pueden dar lugar a la construcción de centenares de viviendas con capital privado, pero si se les priva del beneficio, irán a buscarlo a otro país. Y mucho más: si la fiscalidad sobre los inmuebles aumenta, y el IRPF sobre las rentas arrendaticias aumenta, y el impuesto sobre el patrimonio aumenta, y se creal el OTSGF, y se castiga la segunda vivienda, y la construcción de vivienda “social” es subvenida de modo miserable… las promociones se perjudican. A lo largo de muchos años de ejercicio profesional, el ponente conoce perfectamente qué se puede hacer y qué se debe hacer para crear más suelo, más barato, más promoción y mejor gestión urbanística. Si quieren conocerlo, no dejen de asistir al evento.